Según declaraciones a Rolling Stone de su autor John Fogerty, aquella pareja de "hijos afortunados" podían vivir su amor ajenos a la guerra en la que el país estaba envuelto, porque nunca la vivirían directamente ni serían llamados a filas, mientras que el personaje de la canción es un hombre al que van a reclutar para la guerra de Vietnam, y como no es hijo de un senador, millonario o militar (no es un "hijo afortunado") no le queda otra que marcharse a luchar.
Un mensaje antibelicista tan claro hizo que la canción fuera muy popular durante la guerra, y esa popularidad se ha mantenido hasta nuestros días, siempre asociada a aquel momento histórico a través de las películas, documentales y videojuegos sobre la guerra en los que ha sido incluida, de modo que, casi con toda probabilidad, y si leyendo esto consideras que no la conoces, en cuanto la escuches te darás cuenta de que las has oído cientos de veces, y de que por poder escuchar tranquilamente a la Creedance sin no haber tenido que vivir una guerra, somos todos hijos afortunados.
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