Con su séptimo disco, "7" (1997) se nota un cambio
profundo en las canciones de Platero, ahora más maduras tanto musicalmente como
en sus letras, y alejándose un poco del rock de los inicios, lo que fue
criticado por algunos de sus fans. Vuelve a participar Robe, ésta vez en el
tema "Si miro a las nubes", y de nuevo consiguen el disco de oro. 7
marca un punto de inflexión en la historia del grupo y sus componentes se
embarcan en otros proyectos: Fito graba su primer disco con Fito & Fitipaldis
y Uoho empieza a colaborar más activamente con Extremoduro.
La cuestión es que estamos en 1997 y Platero viene de estar en la cresta de la ola, su doble directo "A Pelo" (DRO, 1996) había pegado fuerte en las listas, y gracias a la amistad y al apoyo de Robe Iniesta y sus Extremoduro que justo en el 96 habían hecho estallar la bomba con su "Agila" (DRO, 1996), dándole a una generación de jóvenes un espejo en el que mirarse, un vehículo en el que expresarse y un repertorio que tararear de memoria. La gente pedía otro disco, disco que llegó en el 97 y al ser el séptimo de la banda lo titularon simplemente "7" (DRO, 1997). Los Platero estaban como nunca, o al menos eso pensaba el personal. Pues fíjense por dónde pero no; o mejor dicho sí, estaban como nunca habían estado, el grupo da muestras de cansancio, de no tener la frescura que tenían antes. «7» me parece un bune álbum sin mas, sólo una de las nueve canciones que contiene no me convence,
Mujer, tremendo tema delicado y perfectamente realizado, quizás pueda parecer una canción sesentera de nuestra patria, pero le dan el toque Platero y queda brutal. El resto están bien, pero…... La que lo abre era una especie de toque de atención a los seguidores de PLATERO de toda la vida, el sintetizador que arranca Por mí era algo insólito en el sonido de la banda formada por Jesús, Juantxu, «Uoho» y Fito. Pero es que 7 tiene una producción excelente, se grabó hace tres lustros y a día de hoy sigue siendo un gustazo escucharlo en un bar o en casa con auriculares. Rock’n’roll es pura adrenalina y Mendrugos una vacilada muy bailable. Pero si destaca dentro del bien sin más y lo que da valor a este disco, eran los estupendos temas tranquilitos. Si miro a las nubes es pegadiza y en ella, además, el Robe de los Extremoduro canta mejor que nunca; Qué larga es la noche es deliciosamente delicada; Al cantar se presenta como una joyita, tremendamente influida por el “Let it be” de The Beatles (quizás me he pasado, pero ¿porque no?), una balada, pero al estilo Platero, con cambio de ritmo y haciéndose grande a mitad de canción de esas canciones que te transmiten buen rollo desde la primera vez que las escuchas. Por si fuera poco, dos piezas redondearían el conjunto mandando un mensaje claro: hay miles de motivos para seguir luchando por el rocanrol, miles de motivos para intentar ser feliz y mirar hacia delante. Os hablo de Magia y, por supuesto, Alucinante.
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