viernes, 10 de abril de 2020

El disco de a semana 172: Iñigo Coppel - El hombre que mató a Iñigo Coppel

Iñigo Coppel


     "tenía dieciocho años y estaba tumbado en mi habitación leyendo una biografía de Elvis Presley. Contaba una anécdota muy graciosa: al parecer, después de uno de sus primeros conciertos en un bar de Memphis, cuando aún era adolescente, se le acercó un tipo (una especie de estrella local) y le dijo: Chico, te he visto tocar y voy a decirte algo: deja la música, no vales para esto. Recuerdo que cerré el libro y solté una carcajada pensando ¡Qué bien! ¡A mí también me dicen eso! ¡Me dicen lo mismo que a Elvis! No hay duda, estoy en el camino correcto.

     Esta anécdota la relataba hace un tiempo Iñigo Coppel, la cual define muy bien el carácter inconformista y luchador de este músico de Getxo, un músico que en su juventud llegó a conocer junto a sus amigos a sus ídolos Burning después de un concierto, y tras invitarles a pasar una noche de bares por el casco viejo de Bilbao, el miembro de la banda Johnny les dejaba una interesante reflexión "Chicos yo sólo soy el hijo de un taxista, vosotros también podéis hacerlo." Desde aquél momento Iñigo Coppel tuvo más claro si cabe, que no habría nada que le pudiera impedir que se dedicara a su gran pasión, la música.

     Iñigo Coppel recuerda haber visto en sus niñez cantando en televisión a Joaquín Sabina y también a Bob Dylan, y descubrir a Bruce Springsteen. Entonces empeieza a aprender a tocar poco a poco a tocar la guitarra, la armónica y a cantar, y a pasar las tardes en la tienda de discos de su pueblo escuchando música. A los quince años recuerda haber dado su primer concierto, y también como empieza a descubrir a gente como Leonard Cohen, Javier Krahe, Eddie Cochran, Hank Williams y Paul Westerberg.



     En 2003 Iñigo ficha por el grupo The Zodiacs, y se hace cargo de la guitarra y las voces. La colaboración de Iñigo con The Zodiacs dura sólo un álbum, el segundo de estudio de la formación, publivado en 2004 y titulado Golpe de calor, con el que la banda comienza a recibir buenas críticas y empiezan a destacar en el panorama musical.

     Ya en solitario, Iñigo publica en 2007 su primer álbum de estudio, Perdón por existir, un álbum al que le seguirá en 2010 El hombre que mató a Iñigo Coppel, el disco recomendado para la ocasión en 7dias7notas. Un álbum donde todas las composiciones corren de su cuenta y donde se aprecia la madurez artística y la evolución del músico, el cuál se mueve entre el folk y el rock clásico. Nos encontramos con un disco con temas cañeros como Madrid para cuerdos y bienhechores, temas donde el rock clásico tiene cabida en temas como Fuera de mí, el blues como en Mi perdición, y temas acústicos como Esto es lo que parece. Pero también disfrutamos de unas letras muy buenas, como en Canción para Woody Allen, donde realiza un homenaje a los personajes de Woody, Blues hablado sobre el mayor fan de Bob Dylan del mundo, donde no sólo se muestra como lo que es, su mayor fan, pues sabe sacarle partido y reirse de él mismo como fan, ó Tal como ella cree, donde a ritmo de tango nos regala una preciosa letra.

     Es El hombre que mató a Iñigo Coppel un álbum muy bueno, e Iñigo Coppel un músico que se ha hecho a sí mísmo, reponiendose desde sus inicios a las adversidades y demostrando a toda esa gente que le advirtió que estaba equivocada, al igual que aquel ídolo local que advirtió a Elvis Presley que no servía para esto.


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