viernes, 15 de marzo de 2024

1170.- Romance de Curro el Palmo - Joan Manuel Serrat

De todas las canciones de Serrat el «Romance de Curro el Palmo» es tal vez una de las más cautivadoras y tiernas. La historia que cuenta, digna de un poema de Lorca, a través de unos hexasílabos impecables, no es más que la desgracia de un hombre vulgar, alguien que se enamoró de la persona equivocada, y que ese mismo amor llevó a la tumba. El ambiente que consigue crear Serrat en la primera parte de la canción, nocturno, de fiestas y bailes, se contrapone al dolor del protagonista. La belleza de las estrofas finales no puede dejar de sorprender, porque Curro, como ya expresaría Quevedo, sigue amando más allá de la muerte, como polvo enamorado, y sigue sufriendo. Pero la historia no pasaría de ser una hermosa canción si no fuera por ese estribillo que nos hace temblar de emoción.

En 1974 se editaba esta magnífica copla en un disco titulado “Canción infantil”, su epopeya literaria no resulta excesiva cuando se entiende necesaria para el desarrollo del argumento, la pieza se inicia con una introducción-marcha que nos recuerda a los grandes clásicos, cuenta la historia entre Merceditas y un personaje popular llamado El Palmo (por ser palmero de los tablaos flamencos). Curro El Palmo sufre de amor por Merceditas y deja clara evidencia de ello en algunos versos que dicen: “Ay mi amor / que me desvela la verdad / entre tú y yo la soledad / y un manojillo de escarcha”. Curro acaba intentando olvidarla dándose a la bebida, pero el final es trágico. El Palmo muere tras saber que Merceditas se va con otro y Serrat nos lo cuenta: “Quizá fue la pena / o falta de hierro / el caso es que un día / nos tocó ir de entierro”.


Además Serrat revela un paisanaje muy concreto: una galería de personas que casi pueden verse a lo largo de los más de siete minutos de duración de la canción, todos del mundo del flamenco, una muestra de giros, expresiones e incluso gramática propios del andaluz. Por ejemplo, que el tablao de la canción sea propiedad de un tipo apodado "El Lacio" llama la atención: un hombre lacio, en andaluz, es un tipo soso, sin gracia de poco espíritu. "Alcahuete", palabra andaluza de origen árabe, sí, "alcahuete noble". ¿Se puede ser alcahuete y noble a la vez? luego está la bella sentencia con la que "Merceditas" despacha al Palmo: "Carita gitana, ¿cómo hacer buen vino de una cepa enana?". ¿Se puede tener más arte?. Serrat se recrea en estos dos personajes. Por un lado, la mujer del guardarropa, una belleza española, la imaginamos, de mediado el siglo XX, descarada y muy suya. Por otro, ese pobre cantaor, palmero de los grandes, de segunda fila y que "no hizo la mili por no dar la talla", pobre Curro. Se nos presenta el arquetipo de señorito andaluz, un médico que no es buen médico, y que su fortuna la ha conseguido gracias al contrabando, con esa imagen del Rolls Royce tan añeja. A la par, el Palmo va palmando, va muriéndose, y lo hace al son de soleares, el palo trianero del flamenco sobre el que Serrat había levantado una de sus primeras canciones y que tanto gustaba a los hermanos Machado. La pena negra andaluza, tan bien retratada por Lorca, tiene aquí su culmen: un entierro, con falsas lágrimas, con su "cajita", sus pésames y sus flores. Para culminar con una expresión también muy andaluza: se va todo de frente y luego te metes a mano derecha, suele decirse para dar una indicación a alguien. Allí, donde nos dice Serrat, sigue el Palmo, ya muerto, con un mito como Frascuelo, haciendo lo que probablemente sólo hacía bien en vida: dando palmas entre cantares por celestiales. Por cierto, se dice, se comenta que, aunque Curro El Palmo es un personaje inventado, Serrat se inspiró en el Nano de Jerez para llevarlo a la canción. 

No querría despedirme sin hacer referencia a la enorme versión que hizo Antonio Vega, tengo debilidad por él y las dos versiones rallan a una altura sublime. 


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