domingo, 18 de febrero de 2024

Bob Dylan - Highway 61 Revisited (Mes Bob Dylan)



El sexto álbum de estudio de Bob Dylan supuso la culminación definitiva de su proceso de transformación de cantautor acústico a músico de blues rock y country rock eléctrico, y la culminación de un viaje y un cambio tan drástico solo podía hacerse atravesando la "Highway 61", la autopista que comunicaba la ciudad en que nació (Duluth, Minnesota) con las ciudades del sur de Estados Unidos en las que habían surgido las raíces de la música blues rock a la que estaba dirigiendo su carrera (St. Louis, Memphis, New Orleans y el Delta del Blues en el Mississippi).

Publicado el 30 de agosto de 1965 con la discográfica Columbia Records, en "Highway 61 revisited" Dylan dio un paso más allá en la transformación que ya había comenzado con Bringing It All Back Home (1965), un disco de clara transición en el que una de las caras seguía siendo acústica, mientras en la otra ya lanzaba su entonces revolucionaria y polémica transformación eléctrica. Tras ese adelanto, "Highway 61 revisited" fue la culminación de ese cambio, con una banda completa de reputados instrumentistas de blues rock acompañándole en todos los temas del disco, a excepción de la majestuosa balada de 11 minutos "Desolation Row", que a pesar de ser también grabada en una versión eléctrica en una toma previa, termino siendo el gran guiño acústico a su pasado reciente, y una obra maestra con la que cerró un disco monumental. Pero ese es el final de esta historia, y antes tenemos que contar el principio, y hablar de la canción con la que empezó todo, y gracias a la cuál Dylan acabó grabando este disco.

Hablamos ni más ni menos que de "Like a Rolling Stone", un tema con el que podríamos arriesgarnos a decir que es el mejor de toda la carrera de Dylan, pero como "Para gustos están los colores" y son tantas y tan buenas las canciones que el trovador de Minnesotta ha grabado y publicado a lo largo de su extensa carrera, nos cubriremos diciendo que es una de sus "Top 5". El origen de la canción se remonta a Mayo del 65, justo después de que Dylan regresara exhausto y desencantado de una gira por Inglaterra. Estaba cansado de las viejas canciones, y se estaba incluso planteando dejar de cantar. De vuelta en casa, se desahogó escribiendo unas veinte páginas de versos a las que se refirió como "una larga pieza de vómito", de la que después logró cribar una estructura básica de cuatro versos y un estribillo, en lo que sería el germen de "Like a Rolling Stone", una nueva canción que le rescató del desencanto y le despertó de nuevo la motivación para grabar un nuevo disco.

Las sesiones de grabación de "Highway 61 Revisited" en el Studio A de Columbia Records en Manhattan se realizaron en dos partes bien diferenciadas, y la primera de ellas comenzó el 15 de Junio de 1965, en la que entre otras canciones se produjo precisamente la grabación del single "Like a Rolling Stone", entre el 15 y el 16 de junio, con Tom Wilson en la producción, Bobby Gregg a la batería, Joe Macho Jr al bajo, Paul Griffin en el piano, Frank Owens a la guitarra de acompañamiento y Michael Bloomfield de la Paul Butterfield Blues Band en la guitarra principal. El segundo día, Wilson invitó a un joven Al Kooper como observador de la sesión, pero al escuchar lo que se estaba cociendo con "Like a Rolling Stone", Kooper sintió el impulso de formar parte de aquello, y en un despiste del productor y los músicos se sentó frente a un órgano eléctrico y participó en una toma improvisando un gospeliano y a la vez garajero riff de órgano que acabó siendo un elemento clave de la canción.

Tras este momento mágico, que es sin duda una de las grandes anécdotas de la historia de la música, las sesiones de "Highway 61 Revisited" se interrumpieron y Bob Dylan se centró en escribir el resto de canciones, y en preparar su controvertida actuación en el Festival Folk de Newport, en el que fue abucheado por un público que vivió su transformación eléctrica como una traición. En ese clima de acritud y controversia, Dylan volvió al estudio de grabación, aún más convencido de que "Highway 61 Revisited" sería un gran golpe eléctrico sobre la mesa. Entre el 29 de Julio y el 4 de Agosto de 1965, con el nuevo productor Bob Johnston a los mandos y el único cambio de Harvey Brooks por Joe Macho Jr. al bajo, con la banda al completo (con Al Kooper ya como miembro de pleno derecho) registró el resto de canciones que formaron parte de un disco para la historia, alabado por la perfecta conjunción entre la poesía y la actitud de denuncia política de las letras y los ritmos de raíces blues rock del Mississippi y las ciudades que atravesaba la Highway 61.

En esta segunda ronda de la grabación, con Al Kooper a la guitarra eléctrica y Harvey Brooks al bajo, Dylan intentó la ya mencionada versión eléctrica de "Desolation Row", que finalmente fue descartada en beneficio de la versión acústica, pero que comparte con ésta última la ausencia de batería. Curiosamente, en la primera versión la decisión no fue artística, y se debió simplemente a que la grabación se produjo a última hora del día y el batería Bobby Gregg ya se había marchado a casa. Días despues, en la sesión final del 4 de Agosto, y aprovechando que el músico de Nashville Charlie McCoy estaba de visita en New York, le invitaron a tocar la guitarra acústica en la sesión definitiva de "Desolation Row", la segunda de las grandes joyas del disco.

El trío de ases se completa con "Ballad of a thin man", excelsa pieza marcada por el ritmo del piano de Dylan y el aderezo de los riffs de órgano de Al Kooper, que nuevamente dejó una impronta relevante en una de las mejores canciones protesta del de Minnesota. Tras este podio, el resto de temas de "Highway 61 Revisited", con la excepción de "From a Buick 6" que sin ser mala nos resulta la menos llamativa del disco, son también grandes canciones que merecen una mención aparte, como en el caso del derroche de blues de pantano y carretera de "Tombstone Blues", con la guitarra de Michael Bloomfield llevando el peso, y una posible interpretación oculta de la letra como una crítica a la guerra de Vietnam, con el "Rey de los Filisteos" (el presidente Lyndon B. Johnson) "enviando a sus esclavos a la jungla". "It Takes a Lot to Laugh, It Takes a Train to Cry" es también uno de nuestros temas favoritos, un tema que en su origen era un blues eléctrico y acelerado, pero que durante un descanso de la banda Dylan convirtió en un tema más calmando y con una base de piano blues.

El nivel no baja tampoco en temas como "Queen Jane Approximately", que abre la cara B con un agradable piano y la casi siempre imprescindible armónica de Dylan, y una letra con la que se ha especulado que pudiera estar dirigida a Joan Baez y al movimiento folk que Dylan estaba dejando atrás, o en la canción que da título al álbum, un "boogie blues" con referencias que pueden ser a la vez bíblicas y personales ("Abraham" era el nombre del padre de Dylan) y que tiene como temática central la icónica autopista y las historias de la gente que viaja por ella. Mucho más al sur, en Juárez, Méjico, tiene lugar la historia de "Just Like Tom Thumb's Blues", un tema blues sobre un antihéroe que vive rodeado de corrupción, alcohol, drogas y prostitutas, y que termina decidiendo dejar el país vecino y regresar a Nueva York.

"Highway 61 Revisited" alcanzó el tercer puesto del US Billboard Top LPs chart y el cuarto en el UK Albums Chart, y fue incluida Robert Dimery en su libro sobre los "1001 discos que hay que escuchar antes de morir" (2010). En este caso, no solo aconsejamos seguir a rajatabla la acertada recomendación de Dimery, sino que añadimos que para una experiencia completa habría que hacerlo al volante de un Buick, conduciendo sin rumbo por la Highway 61, para comprobar "qué se siente estando a tu aire, sin dirección estable, como un completo desconocido, como un Rolling Stone".

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