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martes, 22 de octubre de 2024

Canciones escondidas: Water From A Vine Leaf - William Orbit (1993)

Si tuvieras que escuchar solo un álbum de William Orbit debería ser este Strange Cargo III, sin embargo, el disco más reconocible y el que más viaja de boca en boca es Pieces In A Modern Style al que se le etiqueta como su único álbum verdadero, pero sin el éxito de Strange Cargo III, puede que ni siquiera hubiera habido un Pieces In A Modern Style, vale, eso es exagerar. Orbit ya tenía una reputación en el mundo de los clubs a principio de los 90 como remezclador, proporcionando pinceladas para una variedad ecléctica de artistas (Prince, Nitzer Ebb, Erasure, Kraftwerk, Betty Boo, Peter Gabriel, Sven Väth, The Cure, The Shamen, The Human League, Madonna). También estaba publicando su música bajo distintos pseudonimos desde principios de los 80: synth-pop en el grupo Torch Song, house ravey del Reino Unido con Bassomatic. Sin embargo, William "Orbit" era el principal medio creativo de Wainwright, donde se entregaba artísticamente a la fusión de géneros ambient, pop, funk y cualquier otro que le atrajera en ese momento. Por lo tanto, Orbit no era un desconocido para los DJ de todo el mundo, en todo caso, eran bastante receptivos a cualquier música que produjera, aunque quizás con un oído cauteloso, ya que Orbit a menudo se movía entre las armas de club de elite y el material de crossover descarado. Sin embargo, cualquier recelo que los DJ pudieran haber tenido con el material anterior de Wainwright se apaciguó rápidamente cuando Water From A Vine Leaf se lanzó como el primer sencillo de Strange Cargo III, prácticamente una reintroducción de Orbit a toda una nueva generación de ravers y espectadores que no estaban familiarizados con su producción de los 80.


Water From A Vine Leaf se convirtió en un clásico instantáneo en los círculos de la música house balear y progresiva (los remixes de Spooky y Underworld ayudaron), y fue incluido en las listas de reproducción de los DJs más importantes de la escena e incluso fue elegida por la poderosa Virgin para su distribución, sería uno de los sencillos más exitosos de Orbit jamás lanzados bajo su propio nombre. Es una pista con mucho ritmo y una secuencia de notas hipnótica como base, la voz estuvo a cargo de Beth Orton, colaboradora frecuente de Will Orbit, su vívido diálogo sobre cuatro chicas jóvenes que le dan agua de una hoja de parra (simplemente dejándola caer sobre su lengua) la convirtió en una vocalista muy solicitada por los productores (Chemical Brothers se dieron cuenta). Los remixes realizados por Spooky fueron un gran éxito en las pistas de baile, May & Forbes despojaron la pista de sus sintetizadores y esqueleto eléctrico y dieron forma a dos trancers enérgicos. La versión de Xylem Flow es más enérgica, mientras que la versión de Acid Bath tiene tonos más sutiles. Las versiones de Underworld mantuvieron el tempo original y decidieron simplemente expandir las producciones de Orbit en dos grandes y deliciosas pistas etiquetadas como parte 1 y 2. La primera interpretación es esencialmente un gran refuerzo, el breakbeat se elimina a favor de un sólido four-on-the-floor, el bajo está mucho más acentuado y los paisajes sonoros son grandes y exuberantes. La segunda interpretación es lo opuesto a la primera, con una gran reducción ya que en la primera versión se reduce a sus paisajes sonoros y deja el ritmo a la mitad.

Es difícil superar un sencillo así, por lo que Orbit ni siquiera lo intenta, en su lugar pasa el resto de Strange Cargo III saltando de género en género y mezclando estilos de la época como solía hacer. Aparecen algunas melodías más progresivas ( Into The Paradise , The Story Of Light , A Touch Of The Night , Gringatcho Demento, completa con un solo de guitarra estridente), el proto trip-hop naturalmente tiene su lugar ( Time To Get Wize ; Best Friend, Paranoia)., aparecen indicios de su futuro flirteo con la música clásica moderna ( Harry Flowers , Water Babies ) y un poco de relax étnico-fusión ( A Hazy Shade Of Random , The Monkey King , Deus Ex Machina ). Strange Cargo III no es en absoluto un álbum perfecto, se arrastra con ciertos errores de Orbit en la segunda mitad, y algunas pistas han quedado anticuadas, pero, aun así, es mucho más interesante que gran parte de su trabajo y merece totalmente los elogios que recibió en su momento.


lunes, 22 de abril de 2024

Ray of Light - #MesMadonna



Años después de facturar "Like a prayer" (1989), el que probablemente sea su mejor disco, un rayo de luz iluminó de nuevo la carrera de Madonna con "Ray of Light" (1998), su séptimo disco de estudio y el responsable del "probablemente" de esta reseña, porque estamos ante el otro gran disco de Madonna, y otro gran paso adelante en el proceso de maduración y sofisticación que comenzó con "Like a prayer"Casi diez años después, y de nuevo en los albores de una nueva década, Madonna volvía a entregar un disco en el que sonaba más seria, moderna y enfocada que nunca, dando un gran giro estilístico respecto a sus discos recientes para explorar terrenos más electrónicos y géneros tan variados como el ambient, el trip hop o la psicodelia, y todo ello salteado de ritmos y melodías con sabor a Medio Oriente, y letras relacionadas e influenciadas por el estudio de la Cábala y la interpretación de la Torah, el hinduismo o el budismo.

Madonna empezó a trabajar en algunas canciones con los productores Babyface y Patrick Leonard, pero tras varias sesiones fallidas, buscó dar al disco un enfoque totalmente distinto, y llamó al productor de música electrónica William Orbit, que aportó el enfoque experimental e innovador con el que las nuevas canciones despegaron. No fue un proceso fácil, y de hecho "Ray of Light" es, de todos los discos grabados por Madonna, el que más tiempo requirió en el estudio. Orbit prefería trabajar con sintetizadores y sampleados electrónicos en lugar de con músicos de estudio, y durante la mayor parte del proceso la dupla Madonna-Orbit solo contó con la presencia de un ingeniero de sonido y su ayudante. Madonna escuchaba los ritmos y sampleados de Orbit una y otra vez, y escribía las letras que los sonidos le iban sugiriendo, y después Orbit iba dando forma a las canciones finales.

El disco comienza con "Drowned World/Substitute For Love", una balada con con toques jungle e influencias del drum and bass y el trip hop, con un título inspirado en la novela de ciencia ficción de J. G. Ballard "The Drowned World" (1962). Es una de las mejores canciones del disco, y un acertado tercer single que curiosamente fue número 1 de ventas en España. Tras este brillante comienzo, vuelve la Madonna más espiritual en "Swim", un tema que grabó el mismo día que su amigo Gianni Versace había sido asesinado en Miami, lo que influyó en que su interpretación vocal fuera aún más sentida e impactante.

"Ray of Light" es el tema que da título al álbum, y el segundo single que se lanzó para su promoción. De nuevo, estamos ante uno de los mejores temas de un gran disco, una brillante canción de dance-pop electrónico, con un riff de guitarra eléctrica que le da un efectivo toque rockero. El single fue también número 1 en España, y fue un gran éxito a nivel internacional tanto de ventas como de crítica por su combinación de atmósferas dance con toques progresivos y por la efectiva actuación vocal de su protagonista. El nivel no decae con "Candy Perfume Girl", un sorprendente tema de aires grunge y ramalazos de guitarra acompañados por un ritmo electrónico oscuro y posmoderno. No es un tema susceptible de convertirse en single, pero da mucho empaque a un álbum caleidoscópico y, por momentos, sorprendente, como los sonidos de orquesta electrónica de "Skin", o el afilado techno dance de "Nothing Really Matters", otro de los momentos álgidos del álbum, y el sexto single que se publicó de un disco que también tiene sus momentos valle, como en "Sky Fits Heaven" dedicada a la cábala y a su hija Lourdes, pero menos inspirada respecto al tono general del disco.

Más interesante, aunque solo sea por la curiosidad de estar cantada por Madonna en sánscrito, es "Shanti/Ashtangi", una oración hindú sobre un ritmo techno dance que requirió que la cantante tomara clases telefónicas de sánscrito para mejorar su pronunciación. Es un buena introducción a "Frozen" (nada que ver con la princesa de Disney), probablemente el mejor tema del álbum y su single de lanzamiento, un brillante medio tiempo de ambient electrónico adornado por capas de sintetizadores y cuerdas medievales generadas por ordenador. El single fue número 1 en Reino Unido, Finlandia, Italia y, de nuevo, España. La canción fue posteriormente acusada de plagio por el parecido de los primeros acordes con las canciones "Ma vie fout le camp" de Salvatore Acquaviva y "Blood Night" de Edouard Scotto Di Suoccio, pero los tribunales dictaminaron que el parecido entre las tres canciones no era suficiente como para considerar un plagio entre ellas.

"The Power of Good-Bye", cuarto single publicado del disco, es una vuelta de Madonna al terreno de las baladas emotivas e intensas. Tras este último fogonazo de luz, el disco se va apagando poco a poco con temas menores o más superficiales como "To Have and Not to Hold" o "Little Star" (de nuevo dedicada a su hija Lourdes). La última canción del disco es "Mer Girl", una meditación sobre la muerte de su madre, un tema que ya abordó en ese otro gran disco que fue "Like a prayer", una oración que no había tenido rival hasta que un "rayo de luz" iluminara a unas canciones tan inspiradas como aquellas y, si cabe, aún más arriesgadas. Considerado por muchos como su mejor trabajo, "Ray of light" fue top de ventas en 17 países, vendiendo más de 16 millones de copias, y sigue brillando con luz propia entre los mejores discos de la década de los noventa.