Años después de facturar "Like a prayer" (1989), el que probablemente sea su mejor disco, un rayo de luz iluminó de nuevo la carrera de Madonna con "Ray of Light" (1998), su séptimo disco de estudio y el responsable del "probablemente" de esta reseña, porque estamos ante el otro gran disco de Madonna, y otro gran paso adelante en el proceso de maduración y sofisticación que comenzó con "Like a prayer". Casi diez años después, y de nuevo en los albores de una nueva década, Madonna volvía a entregar un disco en el que sonaba más seria, moderna y enfocada que nunca, dando un gran giro estilístico respecto a sus discos recientes para explorar terrenos más electrónicos y géneros tan variados como el ambient, el trip hop o la psicodelia, y todo ello salteado de ritmos y melodías con sabor a Medio Oriente, y letras relacionadas e influenciadas por el estudio de la Cábala y la interpretación de la Torah, el hinduismo o el budismo.
Madonna empezó a trabajar en algunas canciones con los productores Babyface y Patrick Leonard, pero tras varias sesiones fallidas, buscó dar al disco un enfoque totalmente distinto, y llamó al productor de música electrónica William Orbit, que aportó el enfoque experimental e innovador con el que las nuevas canciones despegaron. No fue un proceso fácil, y de hecho "Ray of Light" es, de todos los discos grabados por Madonna, el que más tiempo requirió en el estudio. Orbit prefería trabajar con sintetizadores y sampleados electrónicos en lugar de con músicos de estudio, y durante la mayor parte del proceso la dupla Madonna-Orbit solo contó con la presencia de un ingeniero de sonido y su ayudante. Madonna escuchaba los ritmos y sampleados de Orbit una y otra vez, y escribía las letras que los sonidos le iban sugiriendo, y después Orbit iba dando forma a las canciones finales.
El disco comienza con "Drowned World/Substitute For Love", una balada con con toques jungle e influencias del drum and bass y el trip hop, con un título inspirado en la novela de ciencia ficción de J. G. Ballard "The Drowned World" (1962). Es una de las mejores canciones del disco, y un acertado tercer single que curiosamente fue número 1 de ventas en España. Tras este brillante comienzo, vuelve la Madonna más espiritual en "Swim", un tema que grabó el mismo día que su amigo Gianni Versace había sido asesinado en Miami, lo que influyó en que su interpretación vocal fuera aún más sentida e impactante.
"Ray of Light" es el tema que da título al álbum, y el segundo single que se lanzó para su promoción. De nuevo, estamos ante uno de los mejores temas de un gran disco, una brillante canción de dance-pop electrónico, con un riff de guitarra eléctrica que le da un efectivo toque rockero. El single fue también número 1 en España, y fue un gran éxito a nivel internacional tanto de ventas como de crítica por su combinación de atmósferas dance con toques progresivos y por la efectiva actuación vocal de su protagonista. El nivel no decae con "Candy Perfume Girl", un sorprendente tema de aires grunge y ramalazos de guitarra acompañados por un ritmo electrónico oscuro y posmoderno. No es un tema susceptible de convertirse en single, pero da mucho empaque a un álbum caleidoscópico y, por momentos, sorprendente, como los sonidos de orquesta electrónica de "Skin", o el afilado techno dance de "Nothing Really Matters", otro de los momentos álgidos del álbum, y el sexto single que se publicó de un disco que también tiene sus momentos valle, como en "Sky Fits Heaven" dedicada a la cábala y a su hija Lourdes, pero menos inspirada respecto al tono general del disco.
Más interesante, aunque solo sea por la curiosidad de estar cantada por Madonna en sánscrito, es "Shanti/Ashtangi", una oración hindú sobre un ritmo techno dance que requirió que la cantante tomara clases telefónicas de sánscrito para mejorar su pronunciación. Es un buena introducción a "Frozen" (nada que ver con la princesa de Disney), probablemente el mejor tema del álbum y su single de lanzamiento, un brillante medio tiempo de ambient electrónico adornado por capas de sintetizadores y cuerdas medievales generadas por ordenador. El single fue número 1 en Reino Unido, Finlandia, Italia y, de nuevo, España. La canción fue posteriormente acusada de plagio por el parecido de los primeros acordes con las canciones "Ma vie fout le camp" de Salvatore Acquaviva y "Blood Night" de Edouard Scotto Di Suoccio, pero los tribunales dictaminaron que el parecido entre las tres canciones no era suficiente como para considerar un plagio entre ellas.
"The Power of Good-Bye", cuarto single publicado del disco, es una vuelta de Madonna al terreno de las baladas emotivas e intensas. Tras este último fogonazo de luz, el disco se va apagando poco a poco con temas menores o más superficiales como "To Have and Not to Hold" o "Little Star" (de nuevo dedicada a su hija Lourdes). La última canción del disco es "Mer Girl", una meditación sobre la muerte de su madre, un tema que ya abordó en ese otro gran disco que fue "Like a prayer", una oración que no había tenido rival hasta que un "rayo de luz" iluminara a unas canciones tan inspiradas como aquellas y, si cabe, aún más arriesgadas. Considerado por muchos como su mejor trabajo, "Ray of light" fue top de ventas en 17 países, vendiendo más de 16 millones de copias, y sigue brillando con luz propia entre los mejores discos de la década de los noventa.