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miércoles, 22 de diciembre de 2021

La música en historias: Wish you were here - Pink Floyd #MesPinkFloyd

 


Pink Floyd sobrevivió a la agitación de finales de los años sesenta y se fortaleció una vez más a principios de la nueva década. Habían lanzado una serie de álbumes que representaron un fuerte cambio artístico y un salto en la calidad de su período desigual, comenzando con Atom Heart Mother, continuando con el clásico Meddle, tomando un desvío con Obscured by Clouds y finalmente adquiriendo la fama y la fortuna que querían lo que habían deseado desde el principio con su obra maestra, The dark side of the moon. Lo habían conseguido, Pink Floyd ahora eran superestrellas y la pereza se instaló en ellos y las luchas…..Sin embargo, en Wish You Were Here encontramos a Pink Floyd como un grupo unificado, en sincronía entre sí a pesar de la tensión. Ante nosotros solo cinco canciones.


Shine on You Crazy Diamond es su carta de presentación, 13 minutos que se pueden dividir en cinco partes compuesta de espacio y dimensión cinematográfica poblada con ritmos de otro mundo. A diferencia de otra banda, la música de Floyd es un medio visual y cualquiera que la escuche puede explorar paisajes que ninguna banda puede interpretar del todo y te lleva a viajes que solo se puede decir que son alucinógenos espirituales. A) Comienza con una secuencia de sintetizador aireada interpretada por Richard Wright, esta secuencia dura tres minutos hasta el tercer minuto cuando entra David Gilmour con el primer solo de guitarra, Gilmour y Wright tocan sus instrumentos desde el principio con el alma y el corazón. Comienza la segunda parte de la construcción de la canción y se convierte en un crescendo de notas repetidas que tienen un tono casi desesperado, la batería de Nick Masons explota a los cinco minutos y la banda toca un solo que dura un minuto, que es la cosa más apasionada que cualquiera de ellos haya tocado. En el minuto cinco que te das cuenta de lo que es Gilmour en la guitarra, aunque no tan rápido o técnicamente adaptado como Hendrix o Page, Gilmour es capaz de hacer que sus acordes suenen como una voz humana su guitarra chilla con un dolor que no se sentía desde hace mucho, si tu corazón no se conmueve con esto, te sugiero que vayas al médico. Tercer viaje el órgano asume el control mostrando que el teclista era igualmente emotivo con su instrumento como su compañero de banda, antes de marcar el comienzo de la letra en el minuto siete. Cuarta fase, "Recuerda cuando eras joven", comienza Waters mientras comienza a cantar el tributo a su compañero perdido, es cariñoso y canta con pasión y devoción por su amigo, así que cuando comienza el coro de Shine on empiezas a cantar radiantemente con él, la canción se convierte en un bardo para los amigos perdidos y conocidos del pasado, la interpretación nunca pierde su intensidad y su emoción, si no estás llorando por lo que canta este hombre, no eres de carne y hueso. Quinta y última parte, esta vez la banda está acompañada por el saxofonista Dick Perry, quien demuestra ser un buen acompañante para Gilmour y Wright mientras los tres hombres se involucran en un duelo de emociones melancólicas.... Welcome to the machine, recuerdos nostálgicos del adolescente con el saxofón caen pulcramente en una pesadilla de fría maquinaria una cancion que puede asustar con su uso repetido del sintetizador y tonos amenazadores, es implacable en su intención de funcionalidad fría y representa el compromiso del artista como una mercancía en la industria, solo la suave afinación del trabajo de la guitarra acústica de Gilmour en el segundo minuto lo que proporciona alguna sensación de seguridad, pasados los años parece un presagio de como la música pop ha degenerado en nada más que monstruosidades plásticas sin alma.

 

 

 

Have a cigar es la típica canción de rock estándar, o la típica canción de rock que uno podría esperar de una banda que suena como Bach con tecnología. Gilmour decide bajar y hacer boogey al estilo muy blues cuando el músico invitado Roy Harper interviene para cantar, Pink Floyd usan el rock para ser una sátira sobre los males sociales, en este caso haciendo tratos con los gerentes interesados ​​en hacer dinero con su producto. Harper es fantástico, un cantante fantástico y realmente entiende la sátira de interpretar el personaje de los hombres de negocios repugnantes. La banda está haciendo una gigantesca declaración de Fuck you a la industria. Wish you were here, fue quizás lo que más unió a la banda, una llamada a Syd y desear que estuviera allí física y mentalmente, es un número conmovedor y agridulce. Después de un verso de apertura contemplativo, los tambores suenan, las guitarras no cambian, ni siquiera en volumen, pero la canción se ve realzada por el piano de Wright y el bajo de Waters. La voz de Gilmour es resonante y, sin embargo, también se resigna a la inevitabilidad. Después, hay un breve interludio en el que vuelve a entrar la guitarra principal. Wright ocasionalmente decora con el Minimoog, y Gilmour canta sobre sus pistas de guitarra y luego vuelve al redil principal de la canción. Las últimas líneas de la canción son algunas de las más hermosas jamás escritas. La interpretación de Gilmour y la letra de Waters se combinan para crear lo que probablemente sea la candidata a la mejor canción que la banda haya hecho, una oda por los amigos ausentes, con una interpretación realizada desde el mismo corazón. Y de regalo Shine On You Crazy Diamond continua, esta no tiene nada que ver con la primera mitad, sin embargo, sigue siendo estelar y todavía está a la altura de ser una obra maestra. Los últimos tres minutos de Wright están excepcionalmente subestimados, su poder y su impulso siguen siendo brillantes, cada vez que escuchas los momentos finales es como ser conducido a un funeral, los compases se cierran y la reproducción del sintetizador sube como una estrella en el cielo que irradia su última vida. Después de esto, Roger Waters tomaría el control completo de la producción de la banda, esta sería la última pieza que cualquier miembro de la banda escribiera sin su participación. Se erige como un final para Syd Barrett y de la banda como familia, después de esto se hundiría en un espectáculo de un solo hombre……el final de una era.

lunes, 20 de diciembre de 2021

La música en historias: Animals, la fábula del #MesPinkFloyd


La Inglaterra de 1976 estaba sumida en un clima de violencia social, inflación y desempleo, que actuaron como caldo de cultivo de nuevos movimientos musicales de carácter nihilista y contestatario como el punk, que no solo rechazó las normativas impuestas por la política y la sociedad, sino que renegó también de los estilos musicales anteriores. Con este panorama, Pink Floyd se convirtió para ellos en el símbolo de un decadente pasado, en un dinosaurio que no encajaba en la nueva escena underground, algo parecido a lo que le ocurría a la vieja central eléctrica de Battersea, que tras haber sido durante décadas uno de los edificios más relevantes de la ciudad, empezaba a estar en desuso y su tamaño y tipo de construcción, con aquellas enormes chimeneas, no encajaban del todo en el nuevo skyline londinense.

Pink Floyd no pasaba además por su mejor momento financiero durante la gestación de Animals. Acababan de estrenar su propio estudio de grabación (Britannia Row), y para reducir los costes en los que habían incurrido recurrieron a equipos de grabación de menor calidad que los que habían tenido en EMI. Eso repercutió en el sonido más áspero y rudo de Animals respecto a los discos anteriores. Al estudio llegaron con bastante material nuevo, que combinaron con dos descartes de Wish you were here, Raving and drooling (que tras muchos cambios acabaría convirtiéndose en Sheep) y You've got to be crazy (germen de lo que finalmente sería Dogs).

Roger Waters aprovechó un momento en el que sentía que la banda se estaba aburguesando, con sus compañeros más ocupados en disfrutar de los placeres de los nuevos ricos (coches deportivos, aviones privados, veleros) y escribió un disco que atacaba todas aquellas contradicciones, vistas desde la ideología proletaria y progresista en la que le había educado su familia. Basándose en el libro Rebelión en la Granja (1945) de George Orwell, creó una fábula protagonizada por perros, cerdos y ovejas representando a las tres clases sociales más representativas de la Inglaterra de aquel momento.

El disco comienza con el único tema suave y acústico que encontraremos en Animals. Dividido en dos breves partes que actúan como intro y final, Pigs on the wind (Cerdos en el viento) es un remanso de calma previa a la tormenta que se desatará en los temas posteriores. Su título engancha con la mítica portada del álbum, en la que un globo con forma de cerdo al que llamaron Algie, sobrevuela la Battersea Power Station en una fotografía tomada en un día nublado. La consecución de la fotografía para la portada está llena de anécdotas, como que el globo se escapó y como medida de seguridad hubo que desviar varios vuelos del aeropuerto de Londres. Varios cazas intentaron localizarlo sin éxito, pues los radares no detectaban el plástico con el que estaba hecho el globo. Algie apareció finalmente en una granja de las afueras, después de, paradójicamente, haber asustado al rebaño de vacas de la granja.

Dogs es uno de los temas centrales del disco, diecisiete minutos de oscuridad y cinismo, denunciando a la clase formada por los perros, rabiosos guardianes del sistema y su opresión despiadada. La alternancia vocal entre Gilmour y Waters contribuye a la atmósfera de división del tema, y los solos de Gilmour potencian la intensidad y la crudeza de esta distópica y brillante pieza.

Los perros están al servicio de los cerdos, la clase dominante de este ácido y oscuro cuento. En Pigs (Three different ones) se describen tres subclases bien diferenciadas: Las grandes corporaciones, cerdos que controlan realmente al país en la sombra, los políticos que les sirven a sus oscuros propósitos, y los adinerados moralistas y las figuras religiosas que, en posesión de la verdad, esparcen la doctrina de los cerdos y lavan el cerebro de las sometidas ovejas. Impulsada de nuevo por los solos de Gilmour, y los apocalípticos salmos de la voz de Waters distorsionada por el vocoder, es el segundo momento álgido del álbum.

Sheep es la canción en la que se ofrece al oyente el gris retrato de la vida de la clase trabajadora, las ovejas de este alegato musical y proletario. Pese a trabajar sin descanso, ven como el dinero solo les alcanza para lo justo, mientras los cerdos se enriquecen a su costa, y los perros abortan violentamente cualquier intento de las ovejas por levantarse en contra del sistema establecido. Lo más crudo de este tema es que acaba sin ofrecernos una luz al final del túnel.

La melancolía del segundo tramo de Pigs on the wind, con el que se cierra el disco, parece reafirmar que todo ha vuelto al principio. El cerdo a contar los billetes, el perro a morder a quién se atreva a salirse de la fila, y la oveja a su rutina y su triste vida gris de cada día, al tiempo que Waters, Gilmour y compañía volvieron a sus contradicciones y sus coches, sus aviones y sus veleros. Cuando, en 2016, pasé una temporada viviendo y trabajando en Londres, la Battersea Power Station seguía irguiéndose majestuosa a la orilla del Támesis, y aunque nunca llegó a ser un lugar de referencia y de visita a la altura del mundialmente conocido Abbey Road, yo no falté a mi obligada cita con la vieja central, para intentar replicar la foto del disco.

Para mi sorpresa, no fue posible obtener esa preciada instantánea en las mejores condiciones, porque todo el edificio estaba en remodelación y los andamios rodeaban las vetustas chimeneas como una hiedra venenosa. Hoy en día, está previsto que albergue apartamentos de lujo, pero el viejo edificio de ladrillo rojo espera paciente y en silencio a que, un buen día, el cerdo Algie aparezca y la sobrevuele de nuevo, denunciando desde el aire que la eterna rebelión sigue aún pendiente.

sábado, 4 de diciembre de 2021

La música en historias: Another brick in the wall, el comienzo del #MesPinkFloyd

 

Que difícil resumir y concentrar, a lo largo de sólo un mes de artículos, la carrera de una de las mejores y más influyentes bandas de la historia del rock, todo un icono cultural para varias generaciones. Y, al mimo tiempo, que apasionante el reto de desgranar su trayectoria, que atravesó etapas muy diferenciadas desde su formación en 1965, hasta prácticamente la actualidad, a lo largo de las cuales pasaron de la música psicodélica y espacial de discos underground como The Piper at the Gates of Dawn o A Saucerful of Secrets, al rock sinfónico de Atom Heart Mother o el rock progresivo de Meddle, siendo al tiempo pioneros de la experimentación electrónica y de sorprendentes innovaciones técnicas y sonoras en icónicos discos conceptuales como Dark Side of the Moon (1973), Wish you were here (1975), Animals (1977) o, por supuesto, The Wall (1979).

Nos detendremos en cada una de las diferentes etapas del grupo, marcadas por relevantes ausencias en su formación a lo largo de su extensa carrera. Presenciaremos la incorporación de David Gilmour, y la marcha posterior de Syd Barrett, aquejado de graves problemas psicológicos. Viviremos las luchas internas entre David Gilmour y Roger Waters para hacerse con el control creativo de la compleja nave nodriza, y la expulsión de Rick Wright, que tras la marcha de Roger Waters volvería como músico de sesión y asalariado durante las giras de un último Pink Floyd en el que ya solo quedaba David Gilmour a los mandos y Nick Mason a la batería, a la postre el único miembro que se mantuvo a lo largo de toda la trayectoria de un grupo histórico.

Recorrer esa trayectoria supone enfrentarnos a un grueso y elevado muro, que iremos desgranando golpe a golpe, y disco a disco, con la constancia y la avidez del que se muere por conocer las anécdotas y los detalles que se encuentran detrás de canciones como Atom Heart Mother, Echoes, Money, Eclipse, Shine on your crazy diamond, Wish you were here, Confortably numb, Another brick in the wall y tantas otras. Rompemos hoy la primera piedra, o mejor dicho, abrimos la primera grieta de ese impresionante muro de grandes momentos hechos sonido y canción, dando comienzo al #MesPinkFloyd.