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In the Flesh? es la canción que abre el monumental disco "The Wall" (1979), la última y definitiva obra maestra de la banda británica Pink Floyd. Producido por Bob Ezrin, junto con David Gilmour y, sobre todo, Roger Waters, que volcó en Pink, el personaje protagonista de esta enorme obra, multitud de detalles autobiográficos y del estado anímico por el que atravesaba en aquellos momentos, es un disco dotado de una gran atmósfera opresiva, que va generando en el oyente esa misma angustia en la que vive encerrado el personaje, al tiempo que nos permite disfrutar de una obra musicalmente compleja que combina estructuras de ópera rock y de rock progresivo.
Pink es una estrella del rock, agobiado por diversos traumas acumulados a lo largo de su vida, que incluyen desde la trágica muerte de su padre combatiendo en la Segunda Guerra Mundial, pasando por una infancia marcada por la sobre-protección de una madre viuda y por la opresión de la rígida educación británica, y culminando en una etapa adulta plagada de fracasos sentimentales y de las adicciones habituales de una estrella del rock. Una a una, estas complicadas experiencias van erigiendo un muro alrededor suyo, aislándole del resto del mundo, impidiendo su desarrollo personal y alejándole de su verdadero yo y de la persona que podría haber llegado a ser.
In the Flesh? es el gran comienzo de la historia, antes de que el muro termine por aislarle, y funciona a la perfección como introducción al imaginario y desequilibrado mundo interior de Pink, y es un himno aterrador y apocalíptico que, musicalmente, nos traslada de inmediato a un campo de batalla de la segunda guerra mundial. La letra es un prosaico discurso de un alentador de masas, con un aire dramático que parece anticipar la tragedia personal y la degradación del personaje ("Dime si hay algo que esté eludiéndote, querida. ¿No es esto lo que esperabas ver? ¡Si quieres encontrar lo que hay detrás de estos ojos fríos, no tienes más que escarbar a través de este disfraz!"), y la fuerza de las palabras está acompañada de una impactante y marcial intensidad sonora, que culmina con el sonido de un avión de combate cayendo y estrellándose, en referencia a la muerte del padre de Roger Waters. Y esto es solo comienzo, porque tras este monumental arranque, "The Wall" solo hará que ir creciendo y retorciéndose por oscuros y opresivos caminos hacia la locura y la angustia.
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