Nicolás Jaar encabeza los festivales, sus álbumes siempre aparecen en las listas de los mejores del año en las revistas especialistas, ganó la Palma de Oro en Cannes 2015 por su banda sonora para Dheepan. ¿Cómo lo ha conseguido? La música de Jaar tiene un toque humano, una solidez, de la que carecen muchos de sus colegas, es rara pero nunca suena fabricada o robótica, no se trata de golpes y sacudidas, los instrumentos de cuerda y de viento son tan esenciales para él como los sintetizadores, su voz, cantada alternativamente en español e inglés, juega un papel central en su música, haciéndola accesible a los oyentes fuera del mundo de la IDM/electrónica. La discografía del productor chileno, desde su material en solitario hasta su trabajo con Darkside, y hasta su reciente producción en clubs como Against All Logic, es un diluvio de melancolía y tristeza, Jaar siempre ha pintado con pinceladas oscuras, estos "fragmentos negativos" que se abren paso a través de todo lo que ha hecho. Sería una gran tarea deshacerse de ellos por completo.
Hoy nos detenemos en su trabajo de 2020, puede no ser más duro que los discos anteriores de Jaar, pero sí es más profundo, es un disco sombrío y turbio, más para viajes en automóvil a altas horas de la noche que para escucharlo en un club, estamos ante un trabajo menos inmediato, menos contundente que álbumes como Sirens y Space Is Only Noise, no hay éxitos de pista de baile, solo dos temas son lo que estan impulsados por ese ritmo: "Mud" y "Faith Made of Silk" (y esos dos no son lo que llamaríamos "clubby"). El título del álbum es “Cenizas", en español, un álbum que prefiere flotar en el borde de las cosas, mareado y ambiental, balanceándonos sobre un abismo, pero nunca dejándonos caer en él. Hay una canción llamada "Rubble”, donde, encima de un solo de saxo, escuchamos el sonido de escombros reales cayendo, hay otra titulada "Mud”, donde Jaar canta, "And no one could hear / The cry from the ground", seguido de una triple repetición de "There's something in the mud". Su canto, aquí, tiene una calidad sumergida, como si su voz estuviera luchando por salir de debajo de la instrumentación, o bajo tierra, este fenómeno surge a menudo en Cenizas y hace que la escucha sea más moderada que la mayoría de su música reciente. Jaar dice que ve este álbum como una muestra de la oscuridad para luego “mostrar un camino para salir de ella”, en otras palabras, su objetivo es enfrentarse a sus fragmentos negativos (depresión, tristeza, melancolía, decadencia) para destruirlos, la música es un grito de batalla para estar completamente presente con las emociones negativas, para finalmente comenzar a superarlas. Tomemos, por ejemplo, el escalofriante tema de apertura, "Vanish”, aquí, Jaar abre el disco con dos minutos de un órgano de tubos gótico y siniestro, seguido de una armonía vocal inquietante en la que Jaar canta "Say you're coming back" una y otra vez. O "Agosto”, donde siniestras flautas de caña tocan sobre un piano entrecortado que parece demasiado nervioso para saber qué hacer consigo mismo. En "Xerox”, Jaar canta en un barítono sin palabras y siniestro entre dulcémeles, piano y gaitas distantes, es una canción que recuerda a Swans de principios de la década de 2010 más que cualquier otra en el catálogo anterior de Jaar.
Me voy a quedar con Garden, posiblemente este es el tema ideal para esas personas que no conocen a Jaar o que no tienen mucho conocimiento de la música electrónica, puede ser un lugar donde empezar y desde ese “Jardin” continuar el paseo. Esta tiene que ser la pieza más bonita que Jaar haya escrito jamás, toda la pista está impulsada por una simple secuencia de piano de nueve notas que se repite una y otra vez, pero cada vez, la secuencia se empapa un poco más de reverberación que la anterior. Es aquí donde el enigma de Cenizas y los pensamientos sobre el futuro pueden suavizarse, a medida que la sublimidad del momento presente se precipita a través de la repetición de la delicada armonía. Tambien hay una abrumadora sensación de tranquilidad, una melodía bien educada que más o menos permanece sin acompañamiento durante cinco minutos donde nos da tiempo para dar un paso atrás y rastrear nuestros pensamientos. "Garden" es suave, como el sol de verano, es quizás la pieza más minimalista que Jaar haya escrito, un movimiento brillante donde el efecto es que la pista parece difuminarse, distorsionarse, a medida que avanza, no necesita golpes fuertes de cuatro por cuatro, el minimalismo es su fuerza.