Judas Priest es, sin duda, una de las bandas más influyentes en la historia del heavy metal. Este mes, hemos celebrado su legado repasando discos esenciales como Defenders of the Faith (1984), Screaming for Vengeance (1982) y Killing Machine (1978, Hell Bent for Leather en EE.UU.), obras maestras que definieron el sonido del metal clásico con riffs potentes, voces estratosféricas y una actitud indomable. Sin embargo, en 1986, la banda sorprendió al mundo con Turbo, un álbum que rompió con las expectativas y generó una de las divisiones más grandes entre los fans.
Un giro radical en la era del glam y los sintetizadores
A mediados de los 80, el heavy metal estaba en plena evolución. Bandas como Def Leppard, Bon Jovi y Mötley Crüe dominaban las listas con un sonido más pulido y accesible, mientras el thrash metal (impulsado por Metallica y Slayer) crecía en el underground. Judas Priest, siempre innovadores, decidieron explorar nuevos terrenos con Turbo, incorporando sintetizadores, guitarras con efectos digitales (como la SynthAxe) y un enfoque más cercano al arena rock que al metal crudo de sus primeros años.
Este cambio no fue completamente inesperado. British Steel (1980) ya había mostrado un lado más comercial, y Defenders of the Faith mantenía un equilibrio entre agresividad y melodía. Sin embargo, Turbo llevó la experimentación a otro nivel, adoptando elementos del glam metal y el hard rock melódico.
Turbo, grabado en los estudios Compass Point (Bahamas) y producido por Tom Allom (quien ya había trabajado en British Steel y Screaming for Vengeance), Turbo fue concebido originalmente como un álbum doble titulado Twin Turbos. La idea era lanzar un disco más experimental y otro más clásico, pero finalmente se optó por un LP de 10 canciones que fusionaba ambos estilos.
El uso de tecnología fue clave: las guitarras tenían un sonido más limpio, los coros eran más pegajosos y las letras se centraban en temas como la velocidad ("Turbo Lover"), la rebeldía juvenil ("Parental Guidance") y el hedonismo ("Wild Nights, Hot & Crazy Days"). Aunque Rob Halford seguía demostrando su increíble registro vocal, el tono general del álbum era más luminoso y menos oscuro que trabajos anteriores.
Análisis del álbum: ¿Un Judas Priest "vendido" o una evolución necesaria?
1. "Turbo Lover"
El tema que abre el disco es también el más icónico. Con un ritmo seductor y un groove electrónico, "Turbo Lover" fusiona metal con new wave, creando una atmósfera única. La letra, que habla de velocidad y pasión, encajaba perfectamente en la era de los autos rápidos y los excesos. Aunque algunos puristas lo criticaron, la canción ha resistido el paso del tiempo y sigue siendo un clásico en los conciertos de la banda.
2. "Locked In"
Una de las pistas más subestimadas del álbum. El riff es pegajoso, los coros son memorables y el solo de guitarra mantiene el espíritu de Judas Priest, aunque con un toque más melódico.
3. "Private Property"
Aquí la banda aborda temas de posesión y relaciones tóxicas con un sonido cercano al pop metal. No es la canción más profunda del disco, pero su energía la hace disfrutable.
4. "Parental Guidance"
Una de las más polémicas por su letra, que desafía la censura y el control sobre los jóvenes. El riff es simple pero efectivo, y el uso de sintetizadores refuerza su carácter rebelde.
5. "Rock You All Around the World"
Un himno festivo diseñado para grandes estadios. No tiene la profundidad de "The Sentinel" o "Electric Eye", pero cumple su función como tema enérgico y divertido.
6. "Out in the Cold"
Uno de los momentos más destacados del álbum. Comienza con una introducción atmosférica y se convierte en una power ballad con un solo emotivo. Halford demuestra su versatilidad vocal, y la letra refleja soledad y desesperación.
7. "Wild Nights, Hot & Crazy Days"
Como su nombre lo indica, es una canción sobre excesos, con un ritmo acelerado y un estilo cercano al hard rock de Van Halen.
8. "Hot for Love"
Otra pista cargada de energía sexual, con un riff pegajoso pero quizás demasiado repetitivo.
9. "Reckless"
Un tema olvidado pero interesante, con una estructura simple y un enfoque directo.
Recepción y legado: ¿Merece Turbo más respeto?
Cuando Turbo fue lanzado, generó reacciones encontradas. Por un lado, fue un éxito comercial, alcanzando el puesto #17 en el Billboard 200 y siendo certificado platino. Por otro, muchos fans lo acusaron de ser "demasiado comercial" y alejarse del metal puro que definió a la banda.
Con los años, sin embargo, Turbo ha sido revalorizado. Canciones como "Turbo Lover" y "Out in the Cold" han ganado reconocimiento, y el álbum es visto como un experimento valiente en una época donde el metal estaba en constante evolución.
Comparación con otros discos de la banda
- Vs. Screaming for Vengeance (1982): Mientras que Screaming… es un disco casi perfecto en su género, con himnos atemporales como "The Hellion/Electric Eye" y "You’ve Got Another Thing Comin’", Turbo opta por un enfoque más arriesgado y menos agresivo.
- Vs. Defenders of the Faith (1984): Defenders… mantuvo un equilibrio entre crudeza y melodía, mientras que Turbo se inclinó más hacia lo comercial.
- Vs. Painkiller (1990): Cuatro años después, Priest respondería a las críticas con Painkiller, un regreso al metal más puro y técnico, demostrando que Turbo fue solo una fase experimental.
¿Un error o un disco adelantado a su época?
Turbo no es el álbum más heavy de Judas Priest, pero es una pieza fascinante en su discografía. Demuestra que, incluso siendo leyendas del metal, no tuvieron miedo de arriesgarse. Si bien no alcanza la grandeza de Screaming for Vengeance o Painkiller, tiene momentos brillantes que merecen ser escuchados sin prejuicios.
Daniel
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