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sábado, 30 de noviembre de 2024

Cracker Island - Gorillaz - (Mes Gorillaz)

 


El octavo disco de estudio de Gorillaz fue el primero de la banda virtual liderada por Damon Albarn en alcanzar el primer puesto de las listas de ventas británicas desde Demon Days (2005), el que junto con Plastic Beach (2010) podría ser considerado su mejor álbum con el "disfraz" alternativo de Gorillaz. Fiel al espíritu de la popular banda animada, Cracker Island (2023) incluye colaboraciones con artistas tan variados como Stevie Nicks, Adeleye Omotayo, Thundercat, Tame Impala, Bootie Brown y Beck. Y sí, he olvidado mencionar a Bad Bunny, pero ha sido un olvido premeditado, porque para mí es el único punto discutible de un disco que, si Damon también se hubiera olvidado de llamar a Bunny, habría sido prácticamente perfecto, dotado de una cohesión muy reseñable a pesar de tener una lista tan larga y tan variopinta de invitados en el estudio de grabación.

Escarmentado de experiencias menos valoradas como Humanz (2017), Damon Albarn puso más de sí mismo en el proyecto, casi como si de un disco en solitario se tratase, dejando menos espacio vocal que en otros discos a sus invitados, recurriendo al productor Greg Kurstin para supervisar la producción, y dotando al disco de sus características atmósferas pop y de ritmos de teclados desde el primer minuto del primer tema, en este caso la canción titular Cracker Island, un brillante tema funky en el que destacan sobremanera el bajo de Thundercat y el efectivo y pegadizo contrapunto que los coros dan a la voz de Albarn.  

No menos brillante es Oil, una de las mejores canciones del disco, un melódico tema de synth pop que crece aún más con la aparición de la voz de Stevie Nicks. Igualmente pop, pero con toques más psicodélicos a lo Flaming Lips es The Tired Influencer, que es de las pocas canciones que no tienen una colaboración, y que ni mucho menos palidece ante los dos grandes temas del arranque del disco. El póker de ases lo cierra el diamante en bruto de "Silent Running", grabada con Adeleye Omotayo, otro excelso tema melódico con un estribillo memorable y todas las condiciones exigibles a un gran hit de Albarn y Gorillaz.

El barco cambia de rumbo en “New Gold”, colaboración con Tame Impala que, sí, tiene lo mejor de los dos mundos y funciona sorprendentemente bien, pero con la que quizá Albarn cae en el mismo error que en los discos anteriores, cediendo el cetro de la voz principal a sus colaboradores para regresar a unos Gorillaz más urbanos y modernos, pero a estas alturas de la película, ya debería saber que, aunque le honra la humidad de echarse a un lado y quedarse en la sombra, es su voz melancólica, envuelta en atmósferas a la vez melódicas y de pegadizo ritmo disco pop las que le dan a Gorillaz ese sello particular y esa fórmula que pasó de sorprendentemente exitosa en su disco de debut a ser la tónica habitual de sus entregas sucesivas.

Albarn vuelve a a tomar con fuerza y en solitario el timón vocal en la, de nuevo, melódica y agradable Baby Queen, otra de las que dan al disco ese sonido y ambiente tan cohesionado, y el disco continua su travesía viento en popa en Tarántula, canción de un corte similar a la anterior y un claro toque a disco funk suave y aterciopelado. Lástima que una Tormenta provocada por el marinero de agua dulce Bad Bunny casi haga encallar al disco. Habrá quién no esté de acuerdo con esto, pero lo siento, no puedo con esta colaboración y me parece el punto más bajo e innecesario que, como ya dije al principio, hasta aquí iba para disco perfecto.

Y aún reponiéndome del susto de ver el barco tan cerca de semejante arrecife de reggaeton, valoro aún más positivamente la relajada calma de temas como el melancólico Skinny Ape, que explota en un colorido tramo tecno pop en su tramo central, y la aparición de una nueva colaboración de peso en la bella Possession Island, con Albarn y Beck en modo acústico e introspectivo, para cerrar de manera épica y contundente el disco. Y con ella acaba también la historia de Cracker Island y el #Mesgorillaz, tal y como la hemos contado en 7dias7notas.net. Justo cuando ya creíamos que los mejores "días de Damon" ya habían pasado, y que ninguna barca lograría llegar a buen puerto en una olvidada “playa de plástico", un inesperado y colorido barco pirata atracó en una isla conocida como la "Isla del Cracker", dándole nueva vida a una aventura musical que ya creíamos agotada. Larga vida a Gorillaz, si su historia viene contada con una banda sonora como ésta.

lunes, 21 de noviembre de 2022

Hail to the thief - #MesRadiohead



Seguimos con el #MesRadiohead, y yo en concreto con mi particular cruzada de escucha de un grupo al que nunca le he llegado a encontrar los atributos por los tanta gente les venera. Más allá del excelso OK Computer (1997) y de cosas sueltas, nunca he pensado que la cosa fuera para tanto. Y al enfrentarme al #MesRadiohead y escuchar Amnesiac (2001) me encontré con un disco que era mucho mejor de lo que me esperaba, así que he afrontado la escucha de Hail to the Thief (2003), el tercer disco de Radiohead que he escuchado entero, con mucha mejor actitud y una mente mucho más abierta, y me ha sorprendido gratamente que en este disco se acercaran de nuevo al rock, y que las guitarras vuelvan a estar más presentes que en discos anteriores, más experimentales y electrónicos.

Se nota que Hail to the Thief es un disco de un grupo consolidado, que ha exprimido una productiva etapa de experimentación y que aun regresando a algunos patrones de un pasado más guitarrero, sigue mirando hacia adelante, cuidando al máximo la producción de sus discos y planteando una propuesta diferente a las anteriores. Dado mi desconocimiento general sobre su trayectoria, no juzgaré este disco en comparación con otros del pasado, prefiero hacerlo como si fuera el primer y único disco de una banda que acabo de conocer, y si lo hago así, debo decir que el arranque de 2+2=5 es más que prometedor. La combinación de sonidos electrónicos con guitarras, y los acertados cambios de ritmo, la sitúan directamente en lo más alto. Dicen que este tema, junto con Go To Sleep tienen un sonido y planteamiento más cercanos  a los de sus dos primeros discos, y eso me hace pensar que, quizá, tenga que escucharlos.

Leo entonces que esos discos no son los más valorados de la banda, y de nuevo no entiendo nada, por lo que decido de nuevo abstraerme y seguir escuchando. Sit down, Stand up pasa sin hacer mucho ruido y sin captar mi atención, y la que sí que consigue captarla es la bella Sail To The Moon, que me recuerda a ese otro gran tema que es Subterranean Homesick Alien de, como no, mi venerado OK Computer. Perdón, dije que no iba a comparar, así que sigamos avanzando. Backdrifts vuelve a la electrónica que se suponía habían dejado algo de lado en esta obra, y la mencionada Go to Sleep mantiene mi interés por el disco, que no decae durante la escucha de Where I end and you begin y su poderosa línea de bajo.

We suck young blood no termina de despegar, demasiado quejumbrosa y minimalista, es el tipo de canciones de Radiohead que me disuaden de escuchar discos enteros. Perdón de nuevo si con esto hiero la sensibilidad de los que valoran la sensibilidad de este tipo de canciones tan intimistas y experimentales. Para gustos los colores, y yo no vuelvo a encontrar los que más me gustan hasta que, tras un nuevo episodio de fría electrónica en The Gloaming, me topo con la enorme There There. ¡Así sí, Thom Yorke y compañía! Puede que esté ante la mejor canción del disco, pero como aún me quedan otras cinco, voy a ser prudente y a esperar al resto. Y cuál será mi sorpresa, cuando en I will encuentro un tema dramático e intenso, que al parecer quedó fuera de Amnesiac. Se les olvidaría, claro, pero afortunadamente la acabaron repescando, porque es tan breve y tan desnuda, y con un ejercicio vocal tan cuidado, que junto a 2+2=5 pasa a formar parte del podio de este disco.

A punch at the wedding es otro tema asequible y directo, sin excesivas tristuras o minimalismos, y en este punto ya me decanto definitivamente por las canciones de guitarra de esta banda, por encima de los flirteos electrónicos que tanto gustan a la mayor parte de sus seguidores. Como minoría absoluta, le pongo un notable a este tema. Y otro a Myxomatosis, el tema más duro del disco. Scatterbrain recupera la línea de There There y A punch... con un toque más melancólico pero no por eso menos llevadero, y la gran sorpresa llega con A wolf at the door, con versos que incluso diría que tienen cierto toque a Beck o a Red Hot Chili Peppers (sin pasarse, pero queda curioso, en un tema intenso y que actúa de gran cierre). Y para acabar este singular "cuento del lobo", incumplo de nuevo mi promesa de no compararlo con los otros dos discos que he escuchado de ellos, pero lo hago para decir que me parece que Hail to the Thief, estando en un escalón por debajo de Amnesiac, y dos por debajo de OK Computer, es en conjunto un gran disco.

Y ahí llega mi gran duda... Si he escuchado tres discos de Radiohead, y en todos he encontrado cosas buenas... ¿Tendrán razón los que tan desproporcionadamente les veneran y les consideran la banda más grande del planeta? Mucho me temo que sigo sin estar de acuerdo, pero tendré que escuchar un cuarto disco, para salir de dudas. ¿Cuál me recomendáis?

martes, 18 de octubre de 2022

Grandes éxitos y tropiezos: Beck



Nueva edición de "Grandes éxitos y tropiezos", en esta ocasión desgranamos la trayectoria de Beck, autor de varios discos tan geniales como irreverentes, pero que en la búsqueda del cambio y de nuevos horizontes también ha dado algún que otro mal paso en su ya extensa y variada discografía. Así que si vas a una tienda de discos en busca de algún álbum del artista angelino, éstas son nuestras recomendaciones:

Estás tardando en comprarlo:

Odelay (1996), irresistible ya desde el riff inicial de Devils Haircut, su single más reconocible, y uno de los mayores éxitos de Beck. Estamos ante un disco que es un auténtico derroche de creatividad y variedad estilística, con cambios constantes de ritmo y estilo que hacen imposible poder encasillarlo en un género. Country, blues, rock, hip hop y otros muchos estilos se combinan en un puzzle multicolor y atípico que te atrapa con cada escucha, y que no ha perdido ni un ápice de su fuerza y su descaro con el paso de los años.

En esta misma sección incluiría también el disco Sea Change (2002), no solo por la calidad que atesoran sus canciones, sino por el increíble cambio estilístico que supone con respecto a Odelay y otras obras de Beck. Tras una ruptura sentimental, el músico californiano se torna reflexivo y profundo, en un disco sosegado y equilibrado en el que destacan los arreglos de cuerda y los ambientes acústicos, arropando a un Beck que canta como un crooner con el corazón abatido.

Si te queda pasta, también puedes llevarte:

Mellow Gold (1994) Quizá haya otros discos en esta categoría que, en conjunto, sean mejores que éste, pero aquí ya se intuía el camino que condujo hacia Odelay, en las imposibles mezclas de estilos en las que tenían cabida tanto el pop como el rap, el folk, mezclados en una dinámica de sonido low-fi y con un single que es historia del post-grunge de los noventa: Loser. ¿Y cuáles son esos discos que, seguramente, son mejores en conjunto que éste Mellow Gold? Pues en nuestra opinión serían tanto Modern Guilt (2008), que podría denominarse como el álbum psicodélico de Beck, como Mutations (1998), otro ejemplo de lo que el californiano es capaz de facturar cuando se muestra contenido y se acerca al pop elegante y calmado, aunque tenga también tramos en los que la cabra tira al monte y saca su abanico de referencias del country y hasta de la bossa nova (Tropicalia)

Vuelve a dejarlo en el expositor:

En este apartado haremos una referencia general a todos sus discos anteriores a Mellow gold, porque el genio del artista angelino no había encontrado aun el cauce adecuado, y es poco o ninguno el interés de discos como Golden Feelings (1993), Stereopathetic Soulmanure (1994) o One Foot in the Grave (1994), seguramente en ese orden. Y de su obra más reciente, discos como The information (2006) o Morning Phase (2014) son también, en cierta manera, tropiezos que palidecen ante sus grandes obras y ante otras publicaciones de la misma época.

Por último, si hablamos de canciones, con una obra tan extensa habrá listas y gustos para todos los colores. Estas son nuestras cinco canciones top:

1. Loser
2. Devil's Haircut
3. Lost cause
4. The golden age
5. Tropicalia