domingo, 11 de mayo de 2025

Music for the Masses - #MesDepecheMode



Descubrí a Depeche Mode como muchas personas de mi generación, con ese disco doble sublime en directo que es "101" (1989), que de alguna manera resumía en una sola obra lo mejor de sus primeros discos. Fue ese disco para mí como uno de esos menús de degustación de los restaurantes de una estrella Michelín, de los que sales encantado de haber probado ocho exquisitos platos coloridos y diferentes, y algo achispado por los diferentes vinos con los que los expertos los han maridado, pero con el paso del tiempo, inevitablemente olvidas los ingredientes y los sabores de la inmensa mayoría de aquellos platos.

En mi caso, de todos menos de uno, porque ya conocía anteriormente el tema Never let me down again de una impactante escena de la serie 21 Jump Street (En España la llamaron "Jóvenes Policías"), uno de los primeros trabajos de un por entonces veinteañero Johnny Depp. Aquella canción, pieza clave del álbum Music for the Masses (1987), contribuía poderosamente a la intensidad de la escena, en la que dos coches conducían uno junto al otro a toda velocidad por una carretera de doble sentido, mientras una problemática adolescente jugaba con el riesgo "surfeando" las olas del viento con un pie en la ventanilla de cada coche.

Impactado por la intensidad que transmitía aquella canción, busqué el disco Music for the Masses (1987) y comprobé ilusionado que Never let me down again era, como no podía ser de otra manera, el tema con el que el disco arrancaba. Un himno a la amistad y la confianza, y un intenso viaje sonoro a base de coros apocalípticos, rotundos sintetizadores y una poderosa percusión. Como la chica de la escena, de algún modo me excitaba el riesgo que suponía haber comprado ese disco, sin saber si el resto de canciones me acabarían gustando (eran los ochenta una época en la que había que asumir esos riesgos, no existía Spotify ni Youtube Music, ni móviles ni nada por el estilo).

Pronto comprobé que la arriesgada apuesta me había salido bien, y de la excitación pasé a la satisfacción por la sofisticada producción del disco y las oscuras pero accesibles atmósferas que Depeche Mode creaban en temas como el minimalista y melancólico The things you said, o la intensa pieza de hipnótico ritmo que es Strangelove, otro de los temas incluidos en "101" y uno de los sencillos más relevantes de Music for the Masses y de la discografía de Depeche Mode.

La instrumentación vuelve a ser grandiosa e intrigante en temas como Sacred, que precede a Little 15, otro de los singles promocionales del álbum, y uno de los temas más sombríos de Music for the Masses, con su minimalismo instrumental y su misteriosa atmósfera. Ambas contribuyen a la oscura ambientación del disco, y sirven de puente hacia el tercer tema clave de una obra icónica e imprescindible: Behind the Wheel. Incluida también en 101, destaca por su poderosa línea de bajo y por la hipnótica y oscura atmósfera marca de la casa y tónica habitual del disco. 

Con semejante nivel de calidad, no es criticable que el disco pueda tener algunos momentos valle como en I want you know, una canción íntima y apasionada que vuelve al minimalismo y juega en una segunda división comparada con los grandes himnos que contiene un disco como Music for the Masses. La sensación de tramo medio, menos intenso y brillante desaparece rápidamente con To Have and to Hold, un tema tan breve como poderoso, de agresiva instrumentación y una atmósfera de los más opresiva.

Llega entonces el turno de Nothing, una de las canciones más enérgicas del álbum, en la que la producción brilla y el dinámico y optimista ritmo consiguen elevarte de nuevo y a tiempo para disfrutar en lo más alto con la excelsa Pimpf, que curiosamente en 101 sirve de dramática y poderosa entrada, y aquí es el apoteósico cierre coral e instrumental de un álbum top, como si el final de este disco y de esta etapa fueran intencionadamente el punto de partida del álbum en directo, que retomaba las cosas donde Music for the Masses las había dejado, para mostrarle al mundo lo mejor de esa primera época, y cerrar de algún modo ese brillante período para abrir otro no menos luminoso.

En los noventa, Depeche Mode volverían a impresionarnos con obras como Violator (1990) o Songs of Faith and Devotion (1993), que tendrán también su espacio en el #MesDepecheMode de 7días7notas, en un menú degustación del que ya le hemos hincado el diente a Music for the Masses, una de sus primeras obras maestras de synth-pop y rock electrónico, y un álbum que captura la esencia de Depeche Mode en su mejor momento, cuando escucharles era como surfear las olas del viento a toda velocidad por una carretera solitaria, disfrutando del riesgo y de la intensidad de una época en la que el término "música para las masas" era positivo e implicaba todo lo contrario a lo que hoy en día suponen los productos construidos para el consumo masivo. 

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