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jueves, 4 de noviembre de 2021

0308: Tomorrow never knows - The Beatles


Tomorrow never knows
, incluida en el disco Revolver de The Beatles, marca el comienzo de una historia muy especial narrada en "El sonido de los Beatles: Memorias de su ingeniero de grabación" de Geoff Emerick y Howard Massey. El ingeniero de sonido al que hace mención el título era el propio Geoff Emerick, que con aquel disco y con tan sólo 19 años, debutaba como ingeniero principal de los Beatles.

Las innovaciones sonoras que Emerick puso en práctica durante la grabación de esta canción son innumerables, como el uso del sistema ADT (que permitía duplicar el sonido de la voz) o la utilización, por vez primera en un tema de los Beatles, del altavoz Leslie (que generaba efectos de vibrato de la voz sin la necesidad de recurrir al habitual Hammond). Todo ello en respuesta a la rocambolesca petición de John Lennon de sonar como cien monjes tibetanos cantando en lo alto de una montaña, y para acabar convirtiendo a Tomorrow never knows en la canción más experimental y psicodélica del álbum.

Y la cosa no quedó ahí. Se incluyeron guitarras tocadas a la inversa (El solo de guitarra de Taxman se cortó en varias partes que fueron invertidas y adaptadas al tono del tema), mezcladas con instrumentos orientales como el sitar o el tanbur, efectos de saturación del sonido y una interminable sucesión de bucles y loops que Paul McCartney había grabado en su casa, y que incluían desde acordes orquestales extraídos de una sinfonía de Sibelius, hasta efectos de flauta y violines interpretados con un mellotron.

El origen del título está en un error gramatical de Ringo Starr durante una entrevista en la BBC en 1964. A una de las preguntas de la entrevista, Ringo respondió "Tomorrow never knows" ("El mañana nunca sabe", para expresar que no se puede saber lo que va a ocurrir mañana. A Lennon le hizo gracia aquel error, y acabó usando ese título para quitarle hierro a una canción inspirada en los efectos del LSD y el Libro Tibetano de los Muertos.​ Poco podía imaginar Emerick que, aquel día, estaba empezando a escribir la brillante historia sonora de una serie de discos insuperables (Sgt. Pepper's, Abbey Road...) pero es que "nunca se sabe lo que ocurrirá mañana". O como dijo Ringo, "El mañana nunca sabe".